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licuadoras luminosas

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Licuadoras luminosas nació en el ensayadero de Rat Trap durante la desazón novembrina de 2019. Debe su nombre a la colección de poemas apócrifos atribuidos injustamente a un despistado burgomaestre bogotano. 

 

Aunque la primera juventud les visitó hace rato -sobretodo al baterista-, intentan conjurar el resto de sus bríos a través de cantinelas cursis, ligeramente ruidosas, algo bailables y taciturnas. En esta ingenua cruzada contra el pavoroso paso del tiempo suelen invocar la  letra de una canción de los Chamber Brothers:  "El tiempo de hoy ha llegado/  los corazones jóvenes pueden seguir su camino/ no se puede posponer un día más".

 

Cada tanto le ofrecen una luz de vela a Lee Ranaldo y Thurston Moore, desempolvan los discos de Fugazi y se dejan sorprender por el viejo casete de Danny Dodge.

 

 

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El trío está conformado por:​

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Bibiana Rojas: voz, guitarra y teclados

Daniel Piedrahita: bajo y voz

Luis Daniel Vega: batería

LA TORMENTA NOS ESPERA 

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Las nueve canciones que conforman La tormenta nos espera fueron imaginadas, ensayadas y creadas en Rat Trap, La Libélula Dorada y Matik Matik durante noviembre de 2019 y diciembre de 2020. Germinaron en medio de una ciudad enmudecida y algunos ensayos clandestinos que retaron a la liturgia del miedo. 

 

Tomaron forma definitiva en Tauratay (Vereda de Palacio, Sutatausa, Cundinamarca) durante tres luminosos días de marzo de 2021. Un mes después las grabó, mezcló y masterizó Nicolás Eckardt en el Estudio La Milagrosa.

 

Varias de las letras que componen este disco son fragmentos de una extensa correspondencia digital; otras se revelaron en la conversa cotidiana de los ensayos y la intimidad del letargo. Una toma prestados algunos versos de un poema de Fernando Molano Vargas.

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Luego de un copioso sudado de pollo, preparado primorosamente por Irene Villamil en El Muelle (Sutatausa), sucumbimos a la modorra. En contraste a la circunstancia, Daniel disparó una línea de bajo que domesticó la somnolencia. Acto seguido, Bibiana cantó azarosamente un diálogo que, previamente, Luis Daniel había robado de una violenta película de ciencia ficción. Nicolás apuntaló la nostalgia con el bello retintín de un agogô y una brumosa guitarra.

 

La letra alude a la conversación final que sostienen Sarah Connor y Kyle Reese antes de hacerle frente a la tormenta. Trata, básicamente, de un amorío fugaz que trasciende el tiempo y el espacio.

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